Carta De Jesús Para Ti

Querido(a)
¿ Cómo te va?
Te envío esta carta para decirte lo mucho que te quiero y me preocupo por ti.
Te vi ayer cuando conversabas con tus amigos, estuve esperándote todo el día con la esperanza de que  quisieras conversar conmigo y como la noche se acercaba y ya estaba oscureciendo, supe que no llamarías. Claro me sentí mal, pero sigo queriéndote porque soy tu amigo.

¿Te diste cuenta que te obsequié un día hermosísimo? También espero que hayas apreciado el viento de la tarde; estoy seguro de que te hizo descansar... y seguí esperándote... Nunca te vi llegar. Por supuesto, me dolió y sin embargo quiero decirte que te quiero. Te empezabas a dormir por la noche y decidí no despertarte, sino nada más que  enviarte un rayo de luna que iluminó tu cara y almohada, y ahora estoy aquí para ver si deseas conversar.

Tengo tantos regalos que darte... te levantaste tarde; como pudiste te arreglaste y fuiste a tus quehaceres diarios; de nuevo no te acordaste de llamarme... pero esta vez lloré.

Estabas triste y te veías tan solo(a). Sentí pena, tus amigos se olvidan de ti, pero te comprendí pues también mis amigos me dejaron solo, es algo que sucede muy a menudo, pero no obstante, quiero decirte que YO TE QUIERO.

Si sólo te decidieras a conversar conmigo y me oyeras, ¡Qué feliz me harías! Trato de decírtelo donde quiera que vas, cuando miras hacia arriba, el cielo azul, cuando miras la tierra, las plantas, cuando vas rumbo al trabajo o de regreso a tu hogar.

Te lo digo en el susurro de las hojas de los árboles, en el aroma de las flores; te lo grito cuando de paseo andas por el rio y te obsequio el canto de los pájaros; te envío diariamente, sin que te des cuenta, el vestido calientito del sol y el perfume de los árboles del campo. El amor que siento por ti es más grande  y más profundo que todos los océanos que conoces y es más grandioso que todo lo más grande que tu corazón puede llegar a querer.

Tanto te he amado que no me importó el duro sendero de Mi Cruz a cuestas; que las espinas en mi frente puestas, me parecieron rosas y con alegría mi sangre por ti derramé para que tú nunca te sintieras sola.

Si sólo te dieras cuenta  o tuvieras una idea de lo mucho que deseo ayudarte. Háblame sencillamente, como hablarías con tu esposo, con tu madre con tu hijo o con tu hermano... ¿Qué puedo hacer por tu bien, que necesitas hoy? ¿Tienes tal vez alguna alegría que contarme?  ¿Por qué no la compartes conmigo como tu mejor amigo?... Si sólo me tuvieras confianza...

De acuerdo... ya no te molesto más, eres libre... escoge lo que tú quieras... es tu decisión. Eso sí”YO TE ESCOGI PARA MI”, pero por favor, no te olvides de Mí, recuerda  que mi corazón está abierto para ti, mi Misericordia es infinita  ten confianza en Mi... te esperaré, porque Te amo...

Tu amigo
JESÚS

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