EL
DON DE SABIDURÍA
La
sabiduría nos empuja a intuir y descubrir los signos de la presencia de Dios
frente a esa otra cultura que pretende arrinconarle.
La
sabiduría es un termómetro que analiza la temperatura en el conocimiento de
Dios.
La
sabiduría es no concebir la vida sin la presencia de Aquel que habla, dirige,
auxilia, sopla y anima: DIOS.
La
sabiduría, como DON DEL ESPÍRITU SANTO, no se conserva en la mente ni se hace fuerte
con el estudio, sino que germina y crece en el corazón. Y, con éste, se saca gusto a la
presencia de Dios.
Cuentan
de San Francisco que, cada vez que pronunciaba el nombre de Dios o de Jesús,
sentía en su paladar un gusto mil veces más dulce que la miel o que el azúcar.
Oremos con el Espíritu Santo, para
ello pidámosle a Dios papá que nos lo envíe diciendo:
Ven
Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor.
Envía
Señor tu Espíritu para darnos nueva vida y renovarás la faz de la tierra.
Padre
que has iluminado los corazones de tus hijos con las luces del Espíritu Santo,
haznos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de tu consuelo
por Jesucristo nuestro Señor.
Creo
Señor que estás aquí presente, aunque mis ojos no te vean te siente mi fe,
aparte de mi los pensamientos impuros, haz que comprenda las verdades que esta ocasión
quieres enseñarme, que me decida a practicarlas, HABLA SEÑOR QUE TU SIERV@ ESCUHA.
MARIA,
medianera de TODAS LAS GRACIAS, haznos dóciles a SU ESPIRITU para gustar
siempre el bien y gozar de tu consuelo por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
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